Me está empezando a joder en demasía la mierdita del teatrito de los cojoncitos. Y es que cada vez que voy al teatro acompañado por ***** acaba convirtiéndose en una competición de egos y complejos.
Vamos, que estoy hasta la puta polla de añadir más mierda a la mierda de obras de teatro que voy a ver (porque, no olvidemos que vivo en una de las ciudades-cloaca-teatrales más apestosas) y que ***** es la persona insegura por definición. Me explicaré.
La cosa va como sigue: Salimos de ver cualquier mierda y de camino a casa, prometiéndome no enfadarme, hablamos de lo que acabamos de ver. Hay acuerdo en que es una mierda. Pero de repente un comentario de ***** me indica que siente que le estoy midiendo. Siente que estoy juzgando su puta erudición.
A mí me la suda tu puta erudición.
Yo me cago en la erudición.
Yo me cago en mi opinión.
Opinar no vale para nada, joder.
A ver si te queda claro.
Opinar no vale para nada.
La opinión es un puto engaño.
Haré otro mantra para asegurarme de que lo entiendes.
La mierda es mierda, opinemos lo que opinemos.
Otra cosa muy distinta es
que nos guste la mierda
o que no nos guste la mierda.
Eso no es opinión, eso es gusto;
y aunque tampoco sirve para nada,
el gusto es mucho más respetable que la opinión.
Pero lo que me pasa con ***** es que acabo hablando con sus prejuicios, sus miedos y sus putas pájaras mentales.
Eso sí: el puto cabrón desequilibrado soy yo, claro.
Soy yo el hijodeputa que sólo busca engordar su puto ego con memeces como "yo-sé-más-que-tú".
Mecagüenlaputa, qué mierda ser tan idiota, qué mierda ser tan cabrón.
Si es que soy de lo peorcito del mercao...
Y después ***** se llena la boca de palabras bonitas como soles: paciencia, tolerancia, flexibilidad.
Es entonces cuando yo sólo pienso en palabras terribles: ira, odio, sufrimiento, abandono, soledad. Egoísmo. Y pienso en esas palabras con todas mis fuerzas, para ver si se te ocurren a ti. Para ver si dejas de autoengañarte de una puta vez: POR MUCHO QUE UNO VAYA AL MÉDICO, ESO NO SIGNIFICA PARA NADA QUE ESTÉ CURADO.
Por mucho dinero que te hayas gastado en sesiones de terapia, eso no garantiza en absoluto que hayas mejorado un ápice como ser humano.
En los peores casos, el tumor se ha incrustado más aún gracias a la puta dosis de autoafirmación y la mierda de la confianza en uno mismo y toda esa basura.
Yo no estoy nunca seguro de mí. No sé como nadie puede estar seguro de sí. Menudos huevazos así de gordos que tienen algunos...
Por un lado está lo que nos gustaría ser, y por el otro está lo que somos.
Generalmente esos dos lados no suelen coincidir.
Y peor aún: hay quien cree que son la misma cosa.
Esos son los peores.
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