sábado, 30 de diciembre de 2017

El único milagro



Estoy detenido en un páramo desierto de intenciones.
La única huella de la vida nuda es un latido triste.
El único milagro posible es la extinción.
¿Dónde se esconde la llama primigenia de lo vivo?
¿Dónde está el inicio torpe de mi especie?

Me merezco el castigo de los siglos.
Me merezco el odio de los parias.

Desahuciarme, desposeerme entero:
la única razón de mi existencia.
Nacemos con el pulso de la muerte
que nos guía hacia el fin de nuestros días
como un faro fúnebre y maldito
hacia el cumplimiento de esta sentencia
macabra que es la muerte de la vida.
Hagamos del camino un atajo.
No alarguemos más el sendero lento.
Vayamos a la muerte de cabeza
y démonos de bruces contra el suelo.
El infierno nos espera. Vayamos.

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