«1. ¿Guardas secretos sobre tus actividades sexuales o románticas? ¿Mantienes una vida doble?
»2. ¿Tus necesidades te han orillado a tener sexo en sitios o en situaciones o con gente con las que normalmente no te involucrarías?
»4. ¿Te has dado cuenta de que tus fantasías románticas o sexuales causan problemas en tus relaciones o que te prohiben dar cara a tus problemas?
»5. ¿Frecuentemente quieres alejarte inmediatamente de una pareja sexual después de tener sexo? ¿Frecuentemente sientes remordimiento, vergüenza o culpabilidad después de un encuentro sexual?
»11. Tus actividades sexuales, ¿incluyen riesgos, amenazas, o la realidad de enfermedades, embarazo, coacción o violencia?
»12. Tu comportamiento sexual o romántico, ¿te ha dejado alguna vez con el sentimiento de una falta total de esperanza, enajenación, o con ganas de suicidarte?»
«Si contestaste con un «sí» a más de una de estas preguntas, te animamos a buscar literatura adicional como recurso, o a asistir a una reunión para mejor evaluar tus necesidades.»
sábado, 20 de febrero de 2010
El problema es siempre otro
miércoles, 17 de febrero de 2010
domingo, 7 de febrero de 2010
Sexo, amor; peinarme poco, amarte mucho
Odio el sexo con amor. Ya lo odio.
El amor y el sexo no tienen nada que ver. Nada. Nada. Nada.
Nada que ver.
Amor.
Sexo.
Maldita sea, maldita sea, maldita sea la hora en que alguien soldó ambas ideas. ¡Qué asco, joderrrr!
¿Qué cojones tiene que ver lo mucho o poco que me peine con lo mucho o poco que te quiera? ¡Nada!
¿Qué cojones tiene que ver lo mucho o poco que te folle con lo mucho o poco que te quiera? ¡Nada, joder, nada! ¡Nada!
Si hubiera una correlación entre ambos términos, me volvería loco. Te volverías loco. Nada tendría ningún sentido. Nunca.
Ahora practico sexo con cualquiera. Hago de todo. Para embrutecerme, para ensuciarme. Me esfuerzo en darme asco. Todo el asco que pueda aguantar. Y constato que no tiene nada que ver.
No tiene nada que ver.
El puto sexo con el puto amor no tiene nada que ver.
A lo mejor eso es lo malo, que tienen sexo
Definitivamente, la puta Anunciación fue una violación que resuena aún en mi cabeza. La violación de una puta perpetrada por un ángel.
Vivo con la contradicción de querer repetirla cada día, en uno o en el otro papel, pero revivirla, y al mismo tiempo, deseo olvidarme por completo de ella.
La moral de la monja, la moral de la puta.
La moral del ángel, la moral del violador.
La moral del hijo, la moral del padre.
De todo esto lo que no me queda claro es quién soy yo.
¿Soy el ángel o soy la puta?
¿Soy el Diablo o Dios?
¿Existe la posibilidad de que sea ambos?