domingo, 11 de octubre de 2009

Alejarse


Fue un error quedarme,
dejarme convencer.
Fue un error.

Sí.
Me costó mucho trabajo fingir tanto,
mucho trabajo.
Sí.

No debí dejarme convencer.
Por poco no estalló todo por los aires,
por poco no reviento en esa mesa.



No soporto, no soporto, no soporto
los lugares atestados de gente
cuando el dolor se ha instalado en mí.
No soporto a los borrachos del sábadonoche,
hijos de puta.
Hijos de la gran puta.
No los soporto.
Me dan ganas de matar la estupidez.
Me dan ganas de vaciar el aire a patadas.
Me cago en la puta madre que parió a todos los imbéciles que me piden que siga fingiendo un poco más, me cago en su puta madre. Me cago en su puta madre por su esfuerzo en divertirse. Por mí os podéis ir todos a tomar por el culo. Por mí os podéis morir todos, pero hacedlo en vuestra puta casa porque no tengo ni putas ganas de volver a encontrarme con esas caras felices, con esas máscaras grotescas.

Podríamos llamarlos modismos faciales,
o frases hechas para el alma,
recurso fácil para el imbécil feliz.

Alejarse,
hay que alejarse.